Los virus
son uno de los medios más tradicionales de ataque a los sistemas y a la
información que sostienen. Para poder evitar su contagio se deben vigilar los
equipos y los medios de acceso a ellos, principalmente la red.
Tener
instalado en la máquina únicamente el software necesario reduce riesgos. Así
mismo tener controlado el software asegura la calidad de la procedencia del
mismo (el software obtenido de forma ilegal o sin garantías aumenta los
riesgos). En todo caso un inventario de software proporciona un método correcto
de asegurar la reinstalación en caso de desastre. El software con métodos de
instalación rápidos facilita también la reinstalación en caso de contingencia.
Los puntos
de entrada en la red son generalmente el correo, las páginas web y la
entrada de ficheros desde discos, o de ordenadores ajenos, como portátiles.
Mantener al
máximo el número de recursos de red solo en modo lectura, impide que
ordenadores infectados propaguen virus. En el mismo sentido se pueden reducir
los permisos de los usuarios al mínimo.
Controlar y monitorizar el acceso a Internet puede detectar, en fases de recuperación, cómo se ha introducido el virus.
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